Ya están cerca las elecciones. Los candidatos se están perfilando. Las redes arden con los primeros nombres que han salido. ¿Por quiénes votaremos?

Para responder a esta pregunta, es necesario responder primero a otra:
¿Por quiénes hemos votado antes? Solo hay tres opciones:

1. por quien estamos convencidos debido a su trayectoria y honestidad,

2. por quienes nos convencen gracias a tápers y ofrecimientos de puestos de trabajo futuros

3. por el “mal menor”; es decir, votamos en contra

Me gustaría pensar que los del primer grupo no estuvieron convencidos por seguir la tradición familiar o solo porque el candidato era de su grupo político. Si investigaron y les pareció excelente, bien por ellos.

Quienes están en el segundo grupo pues me… preocupo por ellos. Sería más saludable para el país que aprendieran a ejercer su ciudadanía. Necesitan ser educados.

Yo estoy dentro del tercer grupo: Desde que tengo edad para votar siempre he votado por el “mal menor”. Es comprensible esta decisión en el Perú (y en otros países latinoamericanos) porque los candidatos no llenan las expectativas mínimas para tener ganas de votar por ellos, pero siempre hay alguien que es mucho peor y que consideramos que haría más daño al país.

Pero ya no lo haré más. Lo que ha pasado en este último periodo presidencial (PPK – Vizcarra) me ha llevado a reflexionar. He concluido que votar por el mal menor implica no ejercer realmente mi ciudadanía. Es decir, no estaba votando por quien consideraba el mejor, sino por miedo a que el peor gane. No volveré a votar por miedo.

Ahora sí respondo a mi pregunta inicial: votaré por quien cumpla mis expectativas, y si no hay nadie, marcaré nulo.

¿Cómo saber si un candidato cumple mis expectativas? En resumidas cuentas:

1. Debo realizar un análisis de la situación del país y extraer una postura clara al respecto

2. Debo darme el trabajo de investigar la vida, obra y logros de los candidatos que se acerquen a mi postura política

3. Debo estar pendiente de las declaraciones de mis candidatos: si muestran firmeza en sus opiniones y no se expresan con parábolas y albures que pueden ser interpretados de maneras opuestas o que requieran ser “traducidos” por sus portavoces.

Tal vez muchos piensen que si mi voto fuera nulo estaría siendo egoísta pues podría ganar el peor. A ellos les respondo que la única manera de convertirnos en un país de ciudadanos es acostumbrar a los políticos que nuestra decisión será a consciencia.

Si continuamos votando por el mal menor, los políticos solo se prepararán para eso. Se centrarán en demostrar que los demás candidatos son peores que él. ¿Así queremos vivir? ¿Cómo criticarles luego si sabíamos de antemano que ya eran malos, aunque no peores? El Perú requiere que elevemos nuestra valla, que exijamos excelencia en nuestros representantes.

#NoMalMenor será mi consigna, porque quiero vivir en un país de ciudadanos.